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Mostrando las entradas etiquetadas como Valle de Arán

Paisajes de montaña en blanco y negro. V

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La montaña no dice nada, pero lo dice todo. Esta foto no tiene color porque el color estorba. Aquí el verde no importa, el azul sobra. Aquí solo manda el contraste: la luz arañando las nubes, la sombra escondida bajo cada roca, el reflejo apagado de un lago que parece no tener fondo ni prisa. El lugar: uno de los lagos de Colomers. El Lac Long , para ser exactos. Nombre corto, presencia larga. Una lámina de agua al norte del tiempo, rodeada de piedra, bosque y ese silencio que te cala más que la humedad. No hay barandillas, ni wifi, ni promesas. Solo aire fino y esa sensación de que el mundo, en realidad, no te necesita para nada. Cuatro tomas verticales, ensambladas como las vértebras de un animal prehistórico. Un monstruo dormido. Lightroom hace lo que puede, pero la verdad de esta escena no se edita: se sufre, se camina, se espera. Y a veces, si uno tiene suerte, se captura. Junto a la orilla, apenas visible, está mi compañero de excursión. Se alejó en silencio para hacer sus propia...

Historia tras la foto: Iglesia de Salardú en un día lluvioso.

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   Aquel día las clases terminaron antes de lo previsto. No por cortesía ni buena voluntad, sino porque Baqueira parecía haber cambiado su identidad de estación de esquí a parque acuático improvisado. La lluvia y la nieve convertían las pistas en un lodazal helado, y uno acababa igual de empapado si enseñaba a esquiar o si se lanzaba de cabeza a un lago. Me anularon un par de clases, así que aproveché para refugiarme en un café de la zona, esperando a que escampara. No tuve la misma suerte que mi mujer, a quien todavía le quedaba lidiar con dos niños resbalando bajo aquel diluvio de agua-nieve. Habíamos quedado en Salardú, el encantador pueblo a las puertas de la estación. Cuando llegué, la lluvia seguía castigando sin piedad el parabrisas de mi Suzuki Jimny, así que me quedé dentro del coche, protegido, viendo cómo el mundo se desdibujaba tras las gotas de agua. Entonces me fijé en algo curioso: la iglesia de Salardú, recortada a lo lejos, se reflejaba en los surcos acuosos d...

Otoño en el Valle de Arán.

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      He de confesar —como el bicho raro que soy— que mis estaciones favoritas son el otoño y el invierno. El verano, en cambio, me sobra. Calor, sudor y gente con pocas ganas de pensar. Y es que, estéticamente hablando, el otoño es un espectáculo visual. Nuestros bosques se visten de gala: ocres, amarillos, rojos… una sinfonía de tonos cálidos que unas veces estalla como óxido y fuego, y otras susurra en combinaciones elegantes, casi aristocráticas. Entre tantos lugares mágicos para disfrutar del otoño en España, para mí destaca el Valle de Arán. Viví allí varios años y fue donde me rendí, sin resistencia, ante los encantos de esta estación. En el Sauth deth Pish (Salto del Pez), uno de sus rincones más conocidos, el otoño se pone creativo: coge el pincel y convierte el paisaje en un lienzo expresionista. No hay filtro de Instagram que le haga justicia. Este año, sin embargo, el otoño llegó con desgana —las temperaturas no bajaron hasta bien entrado octubre—, así que os ...

Paisajes de montaña en blanco y negro. IV

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       Cuarta entrega de esta serie sobre paisajes de montaña en blanco y negro. Esta imagen la tomé durante una de mis muchas excursiones por el Valle de Arán, ese lugar al que vuelvo una y otra vez como quien regresa a casa. A veces, menos es más. Y cuando vas cargado cuesta arriba, ese “menos” se convierte en supervivencia. En esta salida llevaba lo justo: una Nikon D750 y un objetivo Sigma Art 24-105 f/4 , mi todoterreno de confianza. Ligero, versátil, y suficientemente nítido como para no echar de menos el trípode que no llevas. Desde la cima del Montpius , se abría una vista espectacular hacia la Roca de Tolosa , la montaña que aparece al frente. Compuse la escena a partir de varias tomas en vertical para montar esta panorámica que, como ya es habitual en esta serie, decidí revelar en blanco y negro. ¿Por qué? Porque las texturas de las rocas y las nubes merecían ese tipo de lectura: directa, sin artificios, con carácter. Aquí podéis echar un vistazo a las ...

Paisajes de montaña en blanco y negro. III

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     Seguimos con la serie de paisajes de montaña en blanco y negro. Esta vez, os traigo la imagen de un pino negro solitario, cubierto de escarcha, que encontré durante una excursión por el paraje del estanque de Vilac, en mi querido Valle de Arán. Aquel día, la suerte decidió echarme un cable: un cielo con carácter y una luz difusa, perfecta para retratar la quietud helada de ese árbol. La fotografía fue publicada en el libro  NATURALEZA IBÉRICA, Cuatro estaciones de vida ,  editado por AEFONA . Para editar mis imágenes en blanco y negro suelo usar Silver Efex Pro , un programa especializado que va al grano: da control total y resultados serios, sin florituras. No es magia, es precisión quirúrgica. Estas son algunas de las herramientas que lo hacen tan útil: Control de tonos : para ajustar el contraste y la profundidad con exactitud milimétrica. Control de estructura : ideal para sacar textura hasta del silencio. Filtros de color : simula filtros clási...

Paisajes de montaña en blanco y negro. II

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  El Montardo es, sin duda, una de las montañas más emblemáticas del Valle de Arán. Con sus 2.833 metros no entra en el club de los gigantes del Pirineo, pero compensa con una de las vistas más espectaculares sobre el valle. Su ubicación, en la cabecera del Valle de Valartíes, lo convierte en protagonista indiscutible cuando se contempla desde Artíes, donde se alza imponente sobre el pueblo. En esta ocasión lo fotografié desde una pista forestal que serpentea por la ladera de otra montaña icónica de la zona: La Salana . Incluí en el encuadre una cabaña-refugio de pastores para añadir profundidad y generar una diagonal visual que guiara la mirada hasta el Montardo. A veces, un tejado bien puesto hace más por la composición que mil palabras. Como suele ocurrirme cuando la luz no acompaña en color —porque hay días que el cielo parece tener resaca—, opté por el blanco y negro. Así, pude resaltar las texturas: las nubes cargadas de dramatismo, el follaje que casi cruje en la imagen, y...

Día de Todos Los Santos, (fotografiar en cementerios).

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 Se acerca el Día de Todos los Santos, esa jornada en la que, por tradición o costumbre, uno rinde memoria a quienes ya no están. Los cementerios se llenan de flores frescas, de murmullos discretos, de miradas bajas. Confieso que, más allá del ritual y el respeto debido, estos lugares ejercen sobre mí un magnetismo especial, tal vez porque llevo la cámara al cuello como quien empuña una pluma afilada, atento siempre a los detalles, al arte silencioso que custodian esas ciudades dormidas. Porque no se engañen, un cementerio es mucho más que un simple depósito de recuerdos y nostalgias. Es un museo al aire libre, un territorio cargado de historia, arquitecturas soberbias y esculturas que cuentan historias mudas de vida, muerte y eternidad. Allí, entre lápidas y mausoleos, se esconde un patrimonio artístico que trasciende épocas y modas, secretos grabados en piedra que, si uno sabe mirar, susurran al oído del visitante atento. En los últimos tiempos se ha puesto en boga lo que algunos...

Paisajes de montaña en blanco y negro. I

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Malh dera Artiga, Valle de Arán, octubre 2013 Nikon D-7000, Nikon 70-200 mm. f/2.8 Focal 70 mm. Apertura f/5.6 Obturación 1/500s. ISO 250      A veces, las condiciones atmosféricas y la luz deciden alinearse y darnos una alegría. Eso fue lo que ocurrió hace ya unos años, durante un paseo por el Valle de Arán. Las nubes bajas ocultaron las grandes montañas que hay tras el Malh dera Artiga , la cima que domina esta fotografía. Y, al taparlo todo, le dejaron el escenario solo para él. Fue uno de esos momentos raros en los que la naturaleza compone por ti. Me gustó tanto el resultado que, durante años, volví al mismo lugar buscando repetir la magia. Pero nada. O bien los picos del fondo asomaban y le robaban protagonismo al Malh dera Artiga, o bien había tantas nubes que ni siquiera se veía la montaña principal. Así de caprichosa es la montaña: un día musa, al siguiente, diva desaparecida. Esta es una de esas imágenes que piden blanco y negro a gritos. Las texturas del b...

El buceador incansable

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Tuve la suerte de vivir durante años a escasos metros del río Garona. A su paso por Bossòst sus aguas aun discurren cristalinas y gracias a eso, habita un ave que aunque a primera vista pueda pasar desapercibida es todo un portento de la naturaleza. El mirlo acuático (cinclus cinclus), es un experto buceador que se alimenta de pequeñas larvas acuáticas de insectos. Para ello hace inmersiones en las gélidas aguas y bucea a contra corriente hasta encontrarlos. Tras lo cual, sale a la superficie y se suele posar en una piedra del río durante unos instantes hasta que vuelve a zambullirse. Durante mis paseos junto al río me solía entretener observando las zambullidas de estos simpáticos buceadores, y más de una vez me acerqué a la orilla cargado con el equipo para intentar sacar una buena foto. Para fotografiar a estos inquietos seres, lo primero es saber por donde se mueven, observaremos en qué piedras suelen posarse, una buena pista suele ser las manchas blancas de sus deyecciones sobre l...

Cómo fotografiar el caos: Uelhs deth Joeu

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El Valle de Arán , lugar mágico y bello donde los haya, y donde tuve la suerte de vivir durante una larga temporada de mi vida,  guarda rincones aun más especiales si cabe.  Más concretamente en Artiga de Lin , nos encontramos con una surgencia de agua proveniente del glaciar del Aneto, que tras desaparecer en el valle de Benasque y recorrer unos cuatro kilómetros bajo tierra vuelve a emerger en los llamados Uelhs deth Joeu, (Ojos de Júpiter o del Diablo). Uelhs deth Joeu, Valle de Arán, octubre 2014 Nikon D-7000, Nikon 12-24 mm. f/4 filtro polarizador Focal 22 mm. Apertura f/11 Obturación 0.5s. ISO 100 Cómo fotografiarlo Estos rincones, donde se entremezclan rocas, troncos caídos y saltos de aguas, resultan un caos a la hora de componer una fotografía que funcione. Tenemos que conseguir visualizar una estructura que nuestro cerebro sea capaz de identificar rápidamente, pues aunque complejo, nuestro cerebro siempre tiende a simplificar lo que vemos. En este caso, basé la compo...

Historia tras la foto: Zorro sorprendido en la nieve y la importancia de la anticipación

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Salí una mañana de noviembre con las primeras nieves y la intención de fotografiar el pueblo abandonado de Montgarri, en el Valle de Arán.  Estuvimos aprovechando las primeras luces para fotografiar el Santuario que era la intención principal. Pero cuando nos disponíamos a marcharnos, tomé la precaución de cambiar el angular que llevaba colocado en la cámara, por un tele con duplicador en previsión de que por el camino se nos cruzase algún animal. Fue una decisión acertada ya que c on las primeras nevadas los zorros se vuelven muy activos en busca de presas fáciles, es fácil sorprenderlos en su hábitat en busca de comida y éste se puso a tiro de cámara. Cuando lo ví solo me dio tiempo a poner rodilla en tierra  y ajustar los parámetros rápidamente antes de que tras mantenerme la mirada por unos instantes huyera al interior del bosque. Zorro en la nieve, Valle de Arán, noviembre 2014 Nikon D-7000, Nikon 70-200 mm. f/ 2.8 + TC x2 Focal 800 mm. Apertura f...

Historia tras la foto: Ascensión en solitario

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Ascendía con calma, midiendo los pasos, respirando el frío aire del Valle de Arán mientras sentía sobre la espalda el peso del equipo fotográfico mientras subía hacia Cloth de Baretja, con la intención de captar el ocaso sobre las Maladetas. Al avanzar montaña arriba, el suave crujir de la nieve bajo las pieles de foca de mis esquís llenaba el silencio de aquella tarde invernal. Normalmente, por estos mismos senderos transitaba alerta, recordando aquel encuentro con un oso en el otoño de 2009 que aún resonaba en mi memoria, aunque esta vez, en pleno invierno, no había motivo para inquietudes. Cuando coroné el collado, dispuesto a capturar con mi cámara aquella visión irrepetible, algo falló en el guion previsto. Una maraña de nubes avanzaba rápidamente, ocultando la cima y borrando de golpe mi soñada escena. Pero la frustración duró poco. Aquellas nubes, rasgadas por los últimos rayos solares, dibujaban texturas fascinantes, casi hipnóticas. Coloqué la cámara en el trípode, encuadré aj...