Hverir, fotografiando entre fumarolas
Hverir es una de esas zonas geotermales del norte islandés que parecen diseñadas expresamente para recordarnos lo frágiles y pequeños que somos frente a la fuerza brutal de la naturaleza. Un paisaje marciano, infernal si se quiere, que despliega sin pudor sus tonos ocres, rojos y amarillentos, mezclados con fumarolas silbantes, solfataras humeantes y charcos de lodo hirviente que borbotean como el caldo en una marmita del diablo. Un sitio extraordinario para pasear, desde luego, siempre y cuando uno sea capaz de soportar estoicamente el hedor a azufre que lo impregna todo. Ese olor intenso, penetrante, que se pega a la ropa y al alma con obstinación, recordando al visitante en cada inspiración que camina literalmente sobre las entrañas humeantes del planeta. Conviene, además, no distraerse demasiado: el suelo está delimitado por senderos muy claros, y no es por capricho. Salirse del camino implica jugar a la ruleta rusa con la suerte, arriesgarse a hundir un pie en barro hirviendo...