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Mostrando las entradas etiquetadas como viajes

Cuando las restauraciones te estropean la foto.

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          Siempre que viajo, llevo en la cabeza un puñado de imágenes preconcebidas, las que cualquier fotógrafo que se precie debe capturar antes de empezar a buscar encuadres más originales. Son las fotos inevitables, las "estampitas", esas postales que, por más trilladas que estén, hay que asegurarse de tener antes de intentar algo distinto. En lugares turísticos abarrotados, esta misión roza lo imposible, pero uno insiste, cámara en mano, entre empujones y trípodes ajenos. Hace poco visité Estambul por primera vez. Como siempre, antes de partir me dediqué a investigar desde dónde podía obtener las mejores vistas de la ciudad al atardecer. Quería capturar las dos joyas del Bósforo: la Mezquita Azul y Santa Sofía, con esa luz dorada que transforma la ciudad en una postal viviente. Uno de los puntos recomendados era la terraza de un hotel en la zona, así que me aseguré de estar allí a la hora justa, listo para disparar. El lugar era perfecto, la luz también. To...

El baile de las Apsaras.

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Apsara , Camboya, octubre 2019 Nikon D-750, Sigma 105 mm. f/2.8 Apertura f/2.8 Obturación 1/100s. ISO 640 BR EVE HISTORIA             Las bailarinas Apsaras de Camboya son figuras legendarias y una pieza clave de la cultura jemer. Originarias de la mitología hindú, estas ninfas celestiales son famosas por su belleza etérea y su elegancia hipnótica. En el imaginario camboyano, han quedado inmortalizadas en esculturas y relieves que decoran los templos ancestrales, en especial el majestuoso Angkor Wat, el icónico complejo de templos en Siem Reap. Las representaciones artísticas de las Apsaras se remontan a los siglos IX y X, durante el reinado del rey jemer Suryavarman II. Se cree que fueron concebidas para deleitar y honrar a los dioses, sirviendo de puente entre lo divino y lo humano. Su danza, más que un simple espectáculo, es un lenguaje simbólico que fusiona movimientos gráciles con una profunda carga espiritual. Hoy en día, las bailarinas Apsaras ...

La Fiesta de San Antonio de Padua en Callalli, Perú.

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 Callalli es un pequeño pueblo perdido en las alturas del sur de Perú, en la provincia de Caylloma, donde el viento corta y la vida transcurre al ritmo pausado de quienes han aprendido a resistir el tiempo. Allí, entre montañas que parecen talladas a cuchillo, la devoción a San Antonio de Padua, aquel fraile franciscano que en vida predicó con el fervor de los iluminados, se mantiene intacta como un ancla al pasado. Cada año, a mediados de junio, el pueblo se viste de fiesta. Durante los días 12 y 13, Callalli se entrega por completo a su patrón. La celebración es una mezcla de fe, algarabía y tradición. Hay comidas abundantes, misas solemnes, corridas de toros al más puro estilo andino y, por supuesto, la gran procesión. Allí, la imagen del santo recorre la plaza principal en andas, al compás de una banda que lo mismo interpreta marchas de recogimiento que desata un jolgorio desbordante con ritmos más festivos. Todo, claro, regado con chicha y el entusiasmo de los devotos. Y fue a...

Atardecer en el Lago Taungthaman.

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Cerca de Mandalay, en la ciudad de Amarapura, se encuentra el puente de teca más antiguo del mundo: U Bein. Con sus 1.200 metros de longitud, cruza el Lago Taungthaman y sirve de pasarela diaria para los lugareños.  Este puente es un imán tanto para los birmanos como para los viajeros, convertido ya en una de las grandes atracciones turísticas del país. Ahora bien, si nos ponemos exquisitos, arquitectónicamente no es nada del otro mundo. Quitando el detalle de que mide más de un kilómetro (lo cual no es poca cosa), no deja de ser una pasarela de madera sobre un lago. Pero lo que sí es espectacular es el atardecer reflejándose en el agua. Eso sí, si esperas cruzarlo en paz, mejor olvídalo: al atardecer suele estar abarrotado de turistas cazando la mejor foto. Lo ideal es jugar con la perspectiva y capturar el entorno en la luz dorada del ocaso. En 2017, tuve la suerte de estar allí y aprovechar la aparición de unos chicos en una barca para componer una imagen preciosa con el puent...

Visita al Museo Vasa.

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     Hoy visitaremos uno de los museos náuticos más importantes del mundo y, por supuesto, intentaremos hacer un pequeño fotorreportaje en un lugar que no pone las cosas fáciles. Fotografiar el navío de guerra Vasa es todo un reto: la luz es escasa y cálida, el barco es enorme y el espacio, bastante reducido. Vamos, todo lo que un fotógrafo sueña… si su sueño es complicarse la vida. HISTORIA Si hubiera un premio al mayor desastre náutico de la historia, el Vasa se lo llevaría de calle. Este majestuoso barco de guerra, cargado de adornos y pretensiones, fue construido por orden del rey Gustavo II Adolfo de Suecia en el siglo XVII. Y aquí viene lo divertido: el 10 de agosto de 1628, con toda la pompa y ceremonia del momento, el Vasa se echó al agua… y se hundió como una piedra en menos de veinte minutos. Y no en mitad del océano, no. Se fue a pique delante del mismísimo rey y de todos sus ilustres invitados. Un espectáculo inolvidable, aunque no por las razones que esperaba...

Oporto entre copas, clics… y un poco de decadencia.

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  Con ganas de desconectar un rato del bonito desastre global —guerras, crisis energéticas, inflación, desabastecimientos y demás maravillas del siglo XXI— decidimos escaparnos unos días a Oporto. No la conocíamos, pero le teníamos ganas. Siempre es buen momento para huir hacia adelante. La ciudad, a primera vista, tiene pinta de haber sido encantadora no hace tanto. De esas con alma, con carácter, con historia en cada adoquín. Pero, como suele pasar cuando algo gusta demasiado, ha acabado devorada por su propio éxito. El turismo lo ha empapado todo: cafeterías, heladerías, restaurantes… todo con ese regusto a “esto no es para ti, local”. La autenticidad, como los alquileres razonables, parece haberse evaporado. Incluso el precioso Café Imperial, un clásico con solera, hoy es un McDonald’s. Eso sí, “el más bonito del mundo”, dicen. En fin, ironías del progreso. Si os interesa el tema, os dejo un artículo muy recomendable: Oporto, gentrificación de temporada alta . No tiene desper...

Fotografiando piqueros de patas azules en Galápagos: la emoción de ver lo imposible

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       No voy a repetirme otra vez con lo fácil que es fotografiar fauna salvaje en las Islas Galápagos —quien haya leído los posts anteriores ya lo sabe de sobra—, así que hoy me centro en la especie que más ilusión me hacía ver y fotografiar: el piquero de patas azules ( Sula nebouxii ). Sí, ese mismo. Un ave que parece salida directamente de la factoría Disney, con unas patas azul eléctrico que combinan con el pico y un andar torpe que roza lo entrañable. Aquí os dejo algunas imágenes que pude capturar durante las excursiones por las islas. Confieso que me quedé con las ganas de hacer mejores fotos. Justo cuando tuve la mejor oportunidad —luz perfecta, pose de catálogo, fondo de postal— estaba en el agua haciendo esnórquel… y, claro, la cámara bien guardada. Otro motivo más para volver algún día a este rincón del planeta donde la naturaleza, por una vez, parece tener la última palabra. Para los que lleváis la cámara a cuestas: los piqueros suelen encontrarse e...

Fotografiando tortugas gigantes en Galápagos: cara a cara con la historia

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     En el artículo anterior, ya comenté que fotografiar fauna en las Islas Galápagos es casi un regalo. Da igual si llevas una réflex, una compacta o un móvil: aquí, cualquier especie parece dispuesta a posar. Y si encima hablamos de alguna de las subespecies de galápagos gigantes, la cosa se convierte en un juego de niños. El galápago —o tortuga gigante— es, sin discusión, el icono del archipiélago. De hecho, fue este animal el que le dio nombre a las islas. Para verlas de cerca y disfrutar de su presencia, basta con visitar alguno de los centros de cría repartidos por las islas habitadas. En San Cristóbal está la Galapaguera (Centro de Crianza de Tortugas David Rodríguez); en Isabela, el Centro de Crianza de Tortugas de Pozo Villamil; y en Santa Cruz, lugares como el Rancho Primicias, el Rancho El Chato o la Estación Científica Charles Darwin. Además, no es raro encontrarlas en libertad durante algunas de las excursiones. Vamos, que si no ves una tortuga gigante en ...

Fotografiando iguanas marinas en Galápagos: cuando el mundo salvaje te ignora con confianza

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Caminar entre iguanas sin que se inmuten es una experiencia que te desarma. No estás invadiendo su espacio, estás dentro de él. Y en Galápagos, eso ocurre sin trucos, sin zoom extremo y sin esconderte tras una roca.      Desde que vi por primera vez el trabajo de Sebastião Salgado en su proyecto Génesis , supe que, tarde o temprano, acabaría viajando a las Islas Galápagos. Quería ver in situ esas maravillas que Darwin describió en sus diarios y que, siglos después, Salgado capturó con una maestría que roza lo sagrado. Las también llamadas Islas Encantadas —nombre que les dieron los navegantes del siglo XVI al toparse con su fauna y flora fantásticas— son, sin duda, el lugar donde más he sentido esa convivencia casi utópica entre el ser humano y el mundo animal. Para alguien como yo, que vive en España, donde para fotografiar a un zorro tienes que disfrazarte de arbusto, reptar durante horas y rezar para que no te multen por invadir una zona protegida, pasear por los mal...