Historia tras la foto: Composición, luz dura y ritmo urbano
Era casi mediodía y el sol caía con una dureza que no perdona. La luz, frontal y sin matices, aplastaba las texturas y borraba los volúmenes, pero también tenía algo hipnótico, como si todo estuviera bajo el foco de un escenario. Estaba en el casco viejo de Vitoria-Gasteiz, cámara en mano, practicando lo que algunos llaman pesca fotográfica: eliges un encuadre, te plantas como una estatua y esperas a que la vida se cruce por delante. El lugar lo pedía a gritos. Un arco de piedra maciza daba paso a una escalinata empedrada que trepaba hacia algún rincón oculto del edificio. La luz dura chocaba con la sombra del arco y creaba ese contraste que a veces funciona mejor que cualquier filtro. En la pared, tres placas metálicas marcaban territorio: “ARKUPEKO ESKAILERAK”, “SAN FRANTZISKO ALDAPA” y “CUESTA DE SAN FRANCISCO”. Ya solo con eso, la escena tenía anclaje. Esperé. A veces no pasa nada, y te tragas tus expectativas. Pero esta vez no. Dos hombres mayores entraron en cuadro, en dir...