El buceador incansable
Tuve la suerte de vivir durante años a escasos metros del río Garona. A su paso por Bossòst, sus aguas aún discurren cristalinas. Gracias a ello, habita allí un ave que, aunque a primera vista pueda pasar desapercibida, es un auténtico portento de la naturaleza.
El mirlo acuático (Cinclus cinclus) es un buceador nato. Se alimenta de pequeñas larvas acuáticas de insectos y, para atraparlas, se lanza a las gélidas aguas y bucea contracorriente como si le fuera la vida en ello. Tras la inmersión, emerge y suele posarse en una piedra del río durante unos segundos, recuperando el aliento antes de zambullirse de nuevo.
Durante mis paseos junto al río, solía quedarme embobado observando las maniobras de estos pequeños acróbatas. Más de una vez me acerqué a la orilla con todo el equipo a cuestas, con la esperanza de lograr una buena fotografía.
Fotografiar a estos inquietos seres requiere paciencia y estrategia. Lo primero es saber por dónde se mueven: conviene observar en qué piedras suelen posarse. Una pista infalible son las manchas blancas de sus deyecciones, que delatan sus lugares favoritos.
Aunque pueden observarse a cierta distancia, no se fían ni de su sombra. Lo mejor es camuflarse. Yo solía montar un hidefrente a una de esas piedras previamente localizadas y simplemente esperar, con la esperanza de que el mirlo decidiera posar ante mi objetivo.
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Mirlo acuático en otoño, Valle de Arán, España noviembre 2016 Nikon D-810, Nikon 400 mm. f/2.8, tele-flash Apertura f/2.8 Obturación 1/320s. ISO 250 |
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Mirlo acuático en otoño, Valle de Arán, España noviembre 2016 Nikon D-810, Nikon 400 mm. f/2.8, tele-flash Apertura f/2.8 Obturación 1/320s. ISO 250 |
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Mirlo acuático en otoño, Valle de Arán, España noviembre 2016 Nikon D-810, Nikon 400 mm. f/2.8, tele-flash Apertura f/2.8 Obturación 1/500s. ISO 250 |