Hay que ver lo poco que conocemos —y peor aún, lo poco que valoramos— lo que tenemos al lado de casa. Nos cruzamos medio planeta para admirar géiseres, volcanes y parques geotérmicos en Islandia, Estados Unidos o Indonesia, como si lo exótico tuviera más mérito solo por estar lejos. Y mientras tanto, muchos ni sospechan que aquí, en la península ibérica, tenemos un tesoro geológico único en el mundo: Jaizkibel Labetxu, también conocido como el Valle de los Colores. Un nombre que, para ser justos, no exagera. Situado en la costa vasca, entre Lezo y Hondarribia, este lugar alberga la mayor y mejor conservada concentración de Paramoudras que se conoce. ¿Que qué son las Paramoudras? Pues fósiles de cavidades o tubos donde vivían antiguos bichos marinos, tipo gusanos gigantes o poliquetos con mala leche. No suena muy glamuroso, pero visualmente es una maravilla. Además de esas estructuras fósiles, el valle está lleno de formaciones de arenisca con formas y colores tan surrealista...