Paisajes de montaña en blanco y negro. I



Malh dera Artiga, Valle de Arán, octubre 2013

Nikon D-7000, Nikon 70-200 mm. f/2.8

Focal 70 mm. Apertura f/5.6 Obturación 1/500s. ISO 250


    A veces, las condiciones atmosféricas y la luz deciden alinearse y darnos una alegría. Eso fue lo que ocurrió hace ya unos años, durante un paseo por el Valle de Arán.

Las nubes bajas ocultaron las grandes montañas que hay tras el Malh dera Artiga, la cima que domina esta fotografía. Y, al taparlo todo, le dejaron el escenario solo para él. Fue uno de esos momentos raros en los que la naturaleza compone por ti.

Me gustó tanto el resultado que, durante años, volví al mismo lugar buscando repetir la magia. Pero nada. O bien los picos del fondo asomaban y le robaban protagonismo al Malh dera Artiga, o bien había tantas nubes que ni siquiera se veía la montaña principal. Así de caprichosa es la montaña: un día musa, al siguiente, diva desaparecida.

Esta es una de esas imágenes que piden blanco y negro a gritos. Las texturas del bosque, las rocas, y sobre todo las nubes ganan fuerza, dramatismo y presencia. El color aquí solo habría distraído.

Como he comentado otras veces, uno de mis referentes es Sebastião Salgado. No porque intente imitarle —ni siquiera pensé en él al hacer esta foto—, sino porque tener referentes y una cultura visual es como tener herramientas guardadas en el subconsciente. Ves, lees, analizas… y todo se queda ahí, agazapado. Luego, cuando te encuentras frente a una escena potente, algo se activa, como un resorte, y lo que llevas dentro aflora sin que lo fuerces.

Aquí os dejo una de sus fotografías del proyecto Génesis, que ilustra bien todo esto que os cuento.


Yukon River, Sebastio Salgado, junio y julio 2009


Segunda entrada de esta serie: Paisajes de montaña en blanco y negro. II




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