Cigüeñas, momentos íntimos
Las cigüeñas blancas, esas aves tan familiares que en muchas poblaciones de España vemos como quien ve farolas, probablemente sean de las especies más fáciles de fotografiar. No huyen, no se esconden y, si hay suerte, hasta posan. Este invierno, dando un paseo por un parque cercano a casa, me detuve un buen rato a observar el ir y venir de una pareja. Mientras una iba a buscar ramitas con la diligencia de quien hace la compra semanal, la otra se quedaba custodiando el nido, en modo centinela. Lo más llamativo fue el efusivo saludo que se dan al reencontrarse: el célebre crotoreo , ese traqueteo sonoro que producen al entrechocar los picos, acompañado de un peculiar baile que parece sacado de un ritual tribal. Días después volví, esta vez con la cámara en ristre, dispuesto a capturar la escena. Y me llevé una grata sorpresa: no solo presencié el numerito del crotoreo, sino que, con toda la naturalidad del mundo, me ofrecieron una demostración práctica de cómo se hacen los cigoñinos...