El baile de las Apsaras.

Apsara, Camboya, octubre 2019
Nikon D-750, Sigma 105 mm. f/2.8
Apertura f/2.8 Obturación 1/100s. ISO 640

BREVE HISTORIA

Las bailarinas Apsaras de Camboya son figuras legendarias y una pieza clave de la cultura jemer. Originarias de la mitología hindú, estas ninfas celestiales son famosas por su belleza etérea y su elegancia hipnótica. En el imaginario camboyano, han quedado inmortalizadas en esculturas y relieves que decoran los templos ancestrales, en especial el majestuoso Angkor Wat, el icónico complejo de templos en Siem Reap.

Las representaciones artísticas de las Apsaras se remontan a los siglos IX y X, durante el reinado del rey jemer Suryavarman II. Se cree que fueron concebidas para deleitar y honrar a los dioses, sirviendo de puente entre lo divino y lo humano. Su danza, más que un simple espectáculo, es un lenguaje simbólico que fusiona movimientos gráciles con una profunda carga espiritual.

Hoy en día, las bailarinas Apsaras siguen siendo un emblema de la cultura camboyana. Su arte se mantiene vivo en espectáculos tradicionales, festivales y ceremonias religiosas, donde evocan la esencia de la elegancia y la espiritualidad del país. Su legado, esculpido en piedra y perpetuado en el tiempo, sigue siendo un testimonio vibrante del esplendor cultural de Camboya.

Apsara, Camboya, octubre 2019
Nikon D-750, Sigma 105 mm. f/2.8
Apertura f/2.8 Obturación 1/100s. ISO 640

FOTOGRAFÍA

Siempre que viajo, no dejo pasar la oportunidad de asistir a una representación teatral o a una danza tradicional del país en el que me encuentro, siempre que sea un bien cultural propio de la región.

Como fotógrafos en estos espectáculos, nos enfrentamos a tres problemas clave: encontrar un lugar con una visión despejada, lidiar con la escasa iluminación (sobre todo en interiores o de noche) y manejar la temperatura de color que imponen los focos artificiales.

Sabiendo esto, aquí van algunos consejos:

Llega temprano para conseguir una buena ubicación sin obstáculos y lleva un teleobjetivo. En mi caso, nuestro guía nos asignó una mesa ya reservada, así que tuve que adaptarme como pude, con varias cabezas delante. La mayor distancia focal de la que disponía era de 105 mm.
Usa un objetivo luminoso. Lo ideal es una apertura amplia; en mi caso, f/2.8. Además, no tengas miedo de subir el ISO: mejor algo de ruido que fotos borrosas.
Configura el balance de blancos en automático. Así la cámara corregirá lo posible, y luego podrás afinarlo en el revelado, siempre y cuando dispares en RAW.

Si revisas los datos EXIF de mis fotos, verás que, tras una primera medición, no tuve que modificar los parámetros de la cámara, ya que la luz se mantuvo constante durante toda la actuación.