Cigüeñas, momentos íntimos
Las cigüeñas blancas, esas aves tan familiares que en muchas poblaciones de España vemos como quien ve farolas, probablemente sean de las especies más fáciles de fotografiar. No huyen, no se esconden y, si hay suerte, hasta posan.
Este invierno, dando un paseo por un parque cercano a casa, me detuve un buen rato a observar el ir y venir de una pareja. Mientras una iba a buscar ramitas con la diligencia de quien hace la compra semanal, la otra se quedaba custodiando el nido, en modo centinela. Lo más llamativo fue el efusivo saludo que se dan al reencontrarse: el célebre crotoreo, ese traqueteo sonoro que producen al entrechocar los picos, acompañado de un peculiar baile que parece sacado de un ritual tribal.
Días después volví, esta vez con la cámara en ristre, dispuesto a capturar la escena. Y me llevé una grata sorpresa: no solo presencié el numerito del crotoreo, sino que, con toda la naturalidad del mundo, me ofrecieron una demostración práctica de cómo se hacen los cigoñinos. Sin filtros ni censura. La BBC se queda corta.
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Cópula de cigüeñas, Humedal de Salburua, enero 2021 Nikon D-810, Nikon 400 mm. f/2.8 Apertura f/5.6 Obturación 1/1250s. ISO 800 Flash a baja potencia |
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Crotoreo, Humedal de Salburua, enero 2021 Nikon D-810, Nikon 400 mm. f/2.8 Apertura f/2.8 Obturación 1/1250s. ISO 160 Flash a baja potencia |
Apuntes fotográficos
La escena se presentaba a contraluz, así que opté por sobreexponer la imagen. Resultado: fondo prácticamente blanco y cigüeñas bien expuestas. Añadí además un toque de flash de mano para equilibrar.
Aunque normalmente no me complico con postprocesados en fotografía de fauna —los animales ya tienen suficiente belleza de serie—, esta vez le apliqué un ligero desenfoque para darle un aire más onírico. Una estética más de cuento que de documental, pero sin llegar al empalago.