Material: Filtro Golden Blue de Singh Ray.

Hubo un tiempo en que este filtro no salía de mi mochila. El Golden 'n Blue de Singh Ray era como ese amigo excéntrico que no siempre sabes cuándo invitar, pero que cuando acierta, lo cambia todo. Es un polarizador roscado que, al girarlo, convierte la luz polarizada en tonos dorados intensos o azules profundos, casi irreales. Puede transformar una charca en oro líquido o teñir un mar aburrido de tinta azul.
Un filtro que, cuando lo clavas, te saca fotos que parecen sacadas de otro planeta. Y cuando no... bueno, satura como un borracho en una boda. Hay que saber domarlo.

No es un filtro para perezosos: exige cabeza, técnica y edición. Hay que ajustar bien el balance de blancos en cámara (unos 5500 K suelen ir bien), y luego trabajar el RAW con mimo. Yo suelo bajarle saturación y ajustar los colores por separado. Si eres de los que disfrutan con Photoshop, puedes incluso fusionar dos tomas, una con el filtro y otra sin él, para aplicar los efectos solo donde te interese. Control quirúrgico.
Este filtro brilla —literalmente— en esos días grises y apagados, como cuando el sol se ha escondido tras las montañas y el valle se queda sin alma. Funciona especialmente bien en paisajes con hielo o agua y sin demasiada distracción visual: mar, ríos, nieve... Ojo, que también resta casi dos pasos de luz, así que viene de lujo si lo que quieres es alargar la exposición sin andar poniendo más cristales delante del objetivo.
¿Otra sorpresa? En blanco y negro también funciona muy bien, añadiendo contraste y dramatismo.

Pero aviso: no conviene abusar. Si lo usas en cada salida, acabarás con una galería que parece hecha con plantilla. Como con un ojo de pez: una vez lo dominas, usas el efecto con cuentagotas... o directamente lo olvidas durante años. Lo sé por experiencia. 

Editado el 22 de enero de 2022
Para añadir una imagen de esa escapada a Kiruna (Suecia) en la que rescaté el filtro del fondo de la mochila. Como siempre, la idea era darle un empujón de color a una escena que, sin él, se quedaba en un triste catálogo de grises. Funcionó. Y me recordó por qué este filtro puede ser tan bestia en según qué situaciones.

Editado el 25 de marzo de 2025
Aunque todo tiene su ciclo. En mayo de 2024 lo vendí, dentro de esa clásica renovación de equipo que uno se promete hacer con cabeza… y acaba haciendo con el corazón (y con poca lógica, siendo sinceros).
¿Me arrepiento? Un poco. Quizás algún día vuelva a caer otro. Al fin y al cabo, en fotografía lo que hoy consideras prescindible, mañana se convierte en la herramienta que "justo ahora" necesitas. Así somos.

Si te ha parecido útil o quieres contar tu experiencia con el Golden Blue, déjame un comentario. Siempre es un placer compartir obsesiones fotográficas.

Saludos.




El viajero del Sol, Reykjavik, junio 2016
Nikon D-810, Sigma Art 24 mm. f/1.4 filtro Golden n'Blue
Apertura f/11 Obturación 4s. ISO 64



Ésta es la luz real que había en la escena, Reykjavik, junio 2016





Serenidad en la Puerta del Mar, Asturias, abril 2017

Nikon D-810, Sigma Art 24 mm. f/1.4 filtro Golden n'Blue, ND 10 stops
Apertura f/13 Obturación 5s. ISO 31




Primeras luces en el muelle, Delta del Ebro, junio 2014

Nikon D-7000, Nikon 12-24 mm. f/4, filtro Golden n'Blue
Focal 12 mm. Apertura f/13 Obturación 30s. ISO 100




Santuario de Montgarri, Valle de Arán, noviembre 2014

Nikon D-7000, Nikon 12-24 mm. f/4, filtro Golden n'Blue
Focal 24 mm. Apertura f/11 Obturación 13s. ISO 100




Estanque de Vilac, Valle de Arán, diciembre 2014

Nikon D-7000, Nikon 12-24 mm. f/4 filtro Golden n'Blue
Focal 18 mm. Apertura f/16 Obturación 1/10s. ISO 100




Campanario Iglesia de Kiruna, Suecia, enero 2022

Nikon D-810, Sigma Art 24 mm. f/1.4 filtro Golden n'Blue
Apertura f/8 Obturación 0,6 s. ISO 64




Estanque de Vilac, (B y N), Valle de Arán, diciembre 2014

Nikon D-7000, Nikon 12-24 mm. f/4 filtro Golden n'Blue
Focal 18 mm. Apertura f/16 Obturación 1/10s. ISO 100


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