Fotografiando un día de esquí

Cómo fotografiar un día de esquí (sin morir en el intento)

Una de mis pasiones es el esquí. Durante algunos años incluso trabajé como profesor, así que no exagero si digo que conozco bien lo que pasa en una pista o fuera de ella, por experiencia. Y si a eso le sumamos mi otra gran afición —la fotografía—, entenderás que cuando se presenta la oportunidad de combinar ambas, no me lo pienso dos veces. Eso sí: no es el plan más cómodo del mundo, y hay que ir preparado.

Puede ser un engorro moverse por la nieve con una cámara encima, pero los resultados lo compensan. La clave está en reducir el equipo al mínimo imprescindible. En mi caso, siempre disparo con Nikon y suelo llevar un solo objetivo: a veces un 50 mm f/1.8, pequeño, ligero y nítido; otras, un 24-120 mm f/4, que me da más versatilidad aunque sea más pesado. Y en contadas ocasiones, cuando quiero captar acción a distancia, uso un 70-200 mm, que te recuerda que ya no tienes 20 años. Pero eso sí, la cámara se lleva siempre lista pero protegida, normalmente en el pecho.


Dos maneras de disparar: parado o en movimiento

Fotografiar en parado requiere estrategia. Mientras bajo, voy localizando fondos potentes: una línea de árboles, un cambio de pendiente con buena luz, un paso entre rocas... En la siguiente bajada, le pido a un compañero que descienda por ese punto. Yo me coloco con antelación, encuadro, configuro los parámetros de exposición, activo el enfoque continuo, y cuando todo está listo, le hago una señal. Disparo en ráfaga justo cuando pasa por el punto de máximo impacto visual. Y sí, hay que repetir a veces. No pasa nada. Aquí, la paciencia y la repetición pagan.

Fotografiar en movimiento es otro deporte. Uso casi siempre un angular, porque me permite cerrar el diafragma (f/8 o más) y mantener una buena profundidad de campo, sobre todo si enfoco a la hiperfocal, lo que compensa cualquier fallo en el enfoque. Si el día está despejado y la luz es estable, bloqueo la exposición y el foco, para olvidarme de la cámara y concentrarme en seguir al otro esquiador. Disparo ráfagas cortas mientras bajo a su lado. El angular me permite tenerlo dentro del encuadre aunque no esté todo perfecto. Eso sí, hay que tener algo de técnica... y buen control sobre los esquís.

Desbarrando frente al Aneto, Baqueira Beret, febrero 2015
Nikon D-7000, Nikon 35 mm. f/1.8 DX
Apertura f/11 Obturación 1/500s. ISO 100

Exponer en la nieve: ¿todavía hay que sobreexponer?

Aquí viene el clásico error: la nieve refleja tanta luz que engaña al exposímetro. La cámara interpreta que la escena está muy iluminada y tiende a subexponer, dejando la nieve gris y apagada. Esto es especialmente cierto si disparas con una réflex tradicional, donde no ves el resultado real hasta revisar la foto. En esos casos, hay que sobreexponer entre +1 y +1,5 EV respecto a lo que marque el exposímetro.

Ahora bien, si usas una mirrorless moderna, como las últimas Nikon Z, la cosa cambia. El visor y la pantalla muestran una previsualización bastante fiel del resultado final, por lo que puedes corregir la exposición sobre la marcha simplemente mirando. Eso no significa que el problema desaparezca, pero sí que tienes más herramientas para resolverlo antes de disparar.

Lo importante es entender por qué ocurre: el fotómetro mide luz reflejada y, al enfrentarse a una escena muy clara (como la nieve), intenta equilibrarla bajando la exposición. Saber esto te permite anticiparte, sea cual sea el sistema que uses.

Esquiando contra el viento, Baqueira Beret, enero 2018
Nikon D-750, Sigma Art 24-105 mm. f/4
Focal 105 mm. Apertura f/11 Obturación 1/500s. ISO 200


Velocidad: congelar el movimiento de verdad

El esquí es rápido. Muy rápido. Y si estás esquiando tú también, la velocidad se multiplica. Así que, si quieres congelar el movimiento sin sustos, usa velocidades de obturación altas: desde 1/500 s en adelante, mejor aún si puedes subir a 1/1000 o más. Esto se aplica tanto si fotografías desde un punto fijo como si vas bajando con el sujeto aun más. Todo lo que esté por debajo de eso te arriesga a sacar imágenes movidas, por muy buena que sea la estabilización.

Día de esquí, Baqueira Beret, enero 2018
Nikon D-750, Sigma Art 24-105 mm. f/4
Focal 24 mm. Apertura f/11 Obturación 1/640s. ISO 110

Día de esquí, Baqueira Beret, diciembre 2014
Nikon D-7000, Nikon 12-24 mm. f/4 DX
Focal 12 mm. Apertura f/8 Obturación 1/1000s. ISO 100


No todo es acción: detalles que dan vida

Un día de esquí está lleno de escenas interesantes más allá del esquiador volando en una curva. Las huellas en la nieve, el vapor de un café en una terraza, las gafas empañadas, el sol filtrándose entre montañas… esos momentos cuentan una historia igual de potente.

Y un detalle estético: la ropa de colores llamativos rompe maravillosamente la monotonía del blanco y el azul de la montaña. Rojos, verdes, naranjas: cuanto más estridente, mejor. Aquí lo hortera funciona. Aprovecha ese contraste.

Pirineos al fondo, Baqueira Beret, enero 2018
Nikon D-750, Sigma Art 24-105 mm. f/4
Focal 75 mm. Apertura f/8 Obturación 1/640s. ISO 160


¿Y el móvil? También vale (a veces)

Hay días en los que cargar con la réflex no compensa. Y si llevas un móvil decente, puedes sacar fotos más que dignas. Con buena luz, un angular luminoso y algo de sentido del encuadre, los móviles actuales son más que capaces de documentar una jornada en la nieve. No te van a dar el mismo control, ni la misma profundidad, pero pueden salvar el día. Eso sí, cuida que no se te congele la batería, porque les pasa lo mismo que a las cámaras.

Frontera Italia Suiza, Cervinia, Italia enero 2017
iPhone 7,  4 mm. f/1.8
Apertura f/1.8 Obturación 1/6410s. ISO 25


Cómo llevar el equipo sin parecer un sherpa

En nieve, menos es más. Yo suelo llevar solo una cámara y un objetivo. Nada de mochilas innecesarias. Uso una bolsa con arnés al pecho, que me permite tener la cámara siempre a mano, bien sujeta, y protegida. En la espalda, si llevo algo, suele ser material de travesía o ropa, pero para esquí alpino normal, la espalda va libre.

Evita los cambios bruscos de temperatura (nieve fuera, calefacción dentro), lleva siempre baterías extra en el interior del abrigo para que no se enfríen, y usa paños de microfibra en lugar de servilletas para limpiar la lente. Suena básico, pero muchos no lo hacen… y así salen luego las fotos con manchas y rayas.



Sistema para llevar la cámara al pecho.

Historia breve: cuando hacer fotos en la nieve era de locos

Si alguna vez te has quejado de cargar una Nikon con un 70-200, piensa en Vittorio Sella. Este señor, en pleno siglo XIX, se subía a los Alpes con una cámara de placas de vidrio, trípode de madera, y equipo de revelado. No tenía enfoque automático. Ni estabilizador. Ni ISO. Y aún así, hizo algunas de las imágenes de montaña más impresionantes jamás tomadas.

Vittorio Sella

En 1953, Alfred Gregory, fotógrafo de la expedición que coronó el Everest, subió con cámaras mecánicas, película y el riesgo constante de que todo se congelara o se velara. No había margen de error.

Alfred Gregory

Actualmente Jimmy Chin es una referencia absoluta en fotografía de montaña. Su trabajo combina dominio técnico con una capacidad física extraordinaria: escala, esquía o cuelga de paredes verticales mientras captura imágenes precisas, potentes y perfectamente compuestas. Sus equipos deben resistir temperaturas extremas, humedad, impactos y altura. Él también. Fotografiar bajo esas condiciones no es solo difícil: es otra disciplina.

Jimmy Chin

Hoy lo tenemos fácil. Pero la nieve sigue exigiendo respeto: a la técnica, al equipo y a la luz. No perdona a los distraídos.


¿Por qué vale la pena?

Porque la nieve tiene algo que no tiene ningún otro paisaje: ese silencio blanco que lo cubre todo, esa luz dura y a la vez limpia, esa mezcla entre belleza y brutalidad. Es un entorno que te pone a prueba, como fotógrafo y como persona. No se deja fotografiar fácilmente, y justo por eso merece la pena hacerlo bien.

Así que ya sabes: ajusta tu exposición, bloquea el enfoque si hace falta, dispara ráfagas cortas, y no olvides disfrutar del descenso. Que si no vuelves con buenas fotos, al menos volverás con una buena historia.

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