Fotografiando la Historia, la evolución de las pirámides.

    No, no voy a hablar de extraterrestres, civilizaciones avanzadas desaparecidas ni visitantes llegados desde otras dimensiones. La historia real de estas grandes construcciones egipcias no tiene nada que ver con teorías extravagantes. El asunto es mucho más sencillo y humano: debemos tener claro que, desde que el hombre es Homo sapiens, poseemos la misma capacidad intelectual. Es decir, alguien de hace 10.000 años era tan inteligente como cualquiera de nosotros hoy día. Probablemente incluso más, considerando que entonces no existían las distracciones banales de la televisión, las redes sociales y otras trivialidades modernas.

Por lo tanto, no deberíamos restarle mérito a los antiguos egipcios, atribuyendo sus impresionantes logros arquitectónicos a supuestas civilizaciones superiores venidas de otros mundos.

En realidad, todo comenzó de manera mucho más simple. Al principio, cuando alguien moría, lo enterraban superficialmente en la tierra. Pronto observaron cómo los animales desenterraban los cuerpos para alimentarse, algo que evidentemente no resultaba agradable. ¿Cómo resolvieron el problema? De forma sencilla: comenzaron a acumular tierra sobre los difuntos, creando túmulos. Con el tiempo, esos montículos se perfeccionaron, convirtiéndose en mastabas, estructuras con forma de trapecio isósceles. Cuanto más poderoso o influyente era el fallecido, más grande y elaborada era su tumba.

Así siguieron las cosas hasta que apareció en escena el faraón Zoser, obsesionado con alcanzar la inmortalidad mediante una construcción monumental y única. Para ello, recurrió al brillante sabio y sumo sacerdote Imhotep. ¿Qué solución ingeniosa propuso Imhotep? Nada especialmente complicado: simplemente acumuló una mastaba sobre otra, cada vez más pequeña, construyendo así una estructura escalonada con seis niveles que alcanzaba los 62 metros de altura.


Y aquí la tenéis en la actualidad, casi 5000 años después de su construcción: 


Pirámide escalonada de Zoser, Egipto, mayo 2023

Nikon D-750, Sigma 24-105 mm. f/4 a 28 mm.
Apertura f/8 Obturación 1/320s. ISO 100

Este método se mantuvo durante varias generaciones, hasta que el faraón Esnefru decidió experimentar con algo nuevo: una pirámide de caras lisas recubierta con piedra caliza. Imaginaba que, al ser pulida, reflejaría majestuosamente la luz del sol en medio del desierto. Sin embargo, la tarea no resultó tan sencilla: casi al finalizar la construcción, sus arquitectos debieron modificar el ángulo por temor a que colapsara bajo su propio peso. 


Esta estructura, conocida como la Pirámide Acodada de Dahshur, no dejó satisfecho al faraón:


Pirámide acodada de Esnefru
, Egipto, mayo 2023

Nikon D-750, Sigma 24-105 mm. f/4 a 28 mm.
Apertura f/11 Obturación 1/320s. ISO 100

Decidido a lograr la perfección, Esnefru ordenó la construcción de otra pirámide aplicando todo lo aprendido. Esta vez, acertó plenamente. La Pirámide Roja se convirtió en el modelo definitivo para las tres grandes pirámides de Guiza, levantadas posteriormente por su hijo Keops, su nieto Kefrén y su bisnieto Micerino. Ahora sí, la pirámide de caras lisas perfecta estaba lista para desafiar al tiempo.

Aquí la tenéis, la conocida como Pirámide roja de Esnefru: 


Pirámide roja de Esnefru
, Egipto, mayo 2023

Nikon D-750, Sigma 24-105 mm. f/4 a 24 mm.
Apertura f/11 Obturación 1/160s. ISO 100


En este enlace tenéis más información sobre la meseta de Guiza: Fotografiando la Historia, Pirámides y Esfinge de Guiza.


Pirámides de Guiza
, Egipto, mayo 2023

Nikon D-750, Sigma 24-105 mm. f/4 a 42 mm.
Apertura f/11 Obturación 1/200s. ISO 100


CONSEJOS FOTOGRÁFICOS.

Como se aprecia en los datos EXIF de las fotografías, técnicamente las imágenes no presentan grandes dificultades. La luz suele ser fuerte, por lo que no es necesario recurrir a ISO elevado ni abrir excesivamente el diafragma, mucho menos utilizar trípode. Eso sí, un filtro polarizador es aconsejable para reducir los efectos de la calima tan habitual en la región.

Las pirámides de Saqqara y Dashshur suelen estar menos concurridas que las famosas pirámides de Guiza, así que será más sencillo conseguir fotos limpias y sin turistas.

En el caso concreto de las pirámides de Guiza, la mejor estrategia es caminar unos quince minutos por el desierto hasta llegar a alguno de los miradores disponibles. Allí se puede aprovechar, además, la presencia de turistas paseando en dromedario para añadir interés compositivo a las imágenes, dando escala y contexto al lugar.




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