Fotografiando a otros turistas
No hay nada como llegar a ese lugar con el que llevas fantaseando meses —ese que parecía sacado de un sueño, de una postal, de un documental de la BBC— y descubrir que el sueño incluye a miles de personas exactamente igual que tú: sudadas, frustradas y con el dedo temblando sobre el botón de la cámara, dispuestas a matar por una foto que ya han hecho millones… igualita.
Porque claro, todos queremos la foto. Esa, la mítica, la icónica, la que demuestra que fuimos, vimos… y nos comimos una hora de empujones para tenerla. Y si de paso se cuela un selfie en el que fingimos espontaneidad con cara de "estoy viviendo mi mejor vida", mejor. Aunque estés más pendiente del encuadre que del puto Machu Picchu que tienes enfrente
En ese momento de iluminación turística, te enfrentas a tres opciones:
- Practicar el noble arte de la paciencia budista y esperar a que por un milagro divino nadie cruce tu encuadre.
- Sacar el trípode, el filtro de 10 pasos y hacer una exposición larga, como si fueras Ansel Adams, solo que con chanclas y rodeado de gente que grita en veinte idiomas distintos.
- O mi opción favorita: asumir que el ser humano moderno es parte del ecosistema fotográfico y convertir a los turistas en sujetos de la escena. Como animales exóticos en un safari, solo que aquí los ves peleando por el ángulo perfecto en lugar de por comida.
De hecho, ya tengo una colección. La llamo: El zoológico del selfie. Personajes de todo tipo, posando como si se les fuera la vida, a veces vestidos con atuendos “típicos” comprados cinco minutos antes en una tienda de souvenirs. Incluso cuando podría hacer la foto sin nadie, muchas veces espero a que aparezca uno de estos especímenes. Porque no hay nada más auténtico que capturar la realidad: el turismo moderno es menos contemplación y más reality show. Y créeme, no hay filtro que tape eso.
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A juego con el fondo de Jokullsarlon, Islandia, junio 2016 Nikon D-810, Nikon 70-200 mm. f/2.8 Focal 200 mm. Apertura f/2.8 Obturación 1/1000s. ISO 320 |
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Sonrisa ante Angkor Wat, Camboya, octubre 2019 Nikon D-750, Sigma Art 24-105 mm. f/4 Focal 24 mm. Apertura f/9 Obturación 1/250s. ISO 100 |
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Más mona que la Mona, París, enero 2018 Nikon D-750, Sigma Art 24-105 mm. f/4 Focal 105 mm. Apertura f/4 Obturación 1/60s. ISO 1600 |