Fotografiando a otros turistas
No hay nada como llegar a ese lugar con el que llevas fantaseando meses —ese que parecía sacado de un sueño, de una postal, de un documental de la BBC— y descubrir que el sueño incluye a miles de personas exactamente igual que tú: sudadas, frustradas y con el dedo temblando sobre el botón de la cámara, dispuestas a matar por una foto que ya han hecho millones… igualita. Porque claro, todos queremos la foto . Esa, la mítica, la icónica, la que demuestra que fuimos, vimos… y nos comimos una hora de empujones para tenerla. Y si de paso se cuela un selfie en el que fingimos espontaneidad con cara de "estoy viviendo mi mejor vida", mejor. A unque estés más pendiente del encuadre que del puto Machu Picchu que tienes enfrente En ese momento de iluminación turística, te enfrentas a tres opciones: Practicar el noble arte de la paciencia budista y esperar a que por un milagro divino nadie cruce tu encuadre. Sacar el trípode, el filtro de 10 pasos y hacer una exposición larga, co...