Fotografiando leones marinos en Galápagos: ternura con colmillos
Pocos animales despiertan tanta simpatía como los leones marinos de Galápagos. Son graciosos, expresivos, y se tumban a tus pies como si fueras parte del paisaje. Pero cuidado: bajo ese aire de peluche hay dientes. Y si no, que se lo digan a una compañera de viaje...
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Discusión familiar, Islas Galápagos, noviembre 2021 Nikon D-810, Nikon 70-200 mm. f/2.8 a 200 mm. Apertura f/5.6 Obturación 1/640s. ISO 200 |
Podría decir que fotografiar leones marinos en Galápagos (Zalophus wollebaeki) es sencillo, pero sería quedarme corto. Es ridículamente fácil. Estos animales —también conocidos como lobos marinos— viven como si el archipiélago fuera un spa al aire libre. Y tú, turista con cámara al cuello, no eres más que un figurante en su serie diaria de siestas, chapuzones y bostezo escénico.
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Tierna infancia, Islas Galápagos, noviembre 2021 Nikon D-810, Nikon 70-200 mm. f/2.8 a 122 mm. Apertura f/8 Obturación 1/320s. ISO 3200 |
Los ves en las playas, claro, pero también sobre bancos públicos, escalones de madera, barcas ancladas o directamente tumbados en medio del paseo marítimo. Se estiran, se rascan, se deslizan hasta el agua, vuelven a tumbarse… y si te miran, es con esa expresión de “haz lo que tengas que hacer, pero sin molestar”.
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Urbanita, Islas Galápagos, noviembre 2021 Apple iPhone 8, 8 mm. f/1.8 Apertura f/1.8 Obturación 1/1116s. ISO 20 |
Fotográficamente hablando, son oro puro: expresivos, gestuales, con variedad de escenas y fondos. Puedes sacar retratos cerrados, planos generales o escenas dignas de National Geographic… sin moverte demasiado. Eso sí: aunque parezcan adorables (que lo son), no dejan de ser animales salvajes.
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Una rica siesta, Islas Galápagos, noviembre 2021 Nikon D-810, Nikon 70-200 mm. f/2.8 a 100 mm. Apertura f/5.6 Obturación 1/320s. ISO 200 |
Y aquí viene la anécdota que lo confirma. Una compañera de viaje, emocionada como todos ante tanta cercanía, se quedó observando a un juvenil a poca distancia. No le gritó, no lo tocó, simplemente estaba allí. Pero el animal, quizás molesto o juguetón, le pegó un mordisco en el gemelo. Nada dramático al principio… pero la herida, aunque pequeña, se infectó y le dio guerra durante meses. Antibioterapia, curas, paciencia. Moraleja: sí, son encantadores. Pero no son peluches.
Durante mi estancia, vi escenas surrealistas: un león marino bajo el mostrador de un pescadero esperando su premio, otro que se subió a una lancha llena de turistas y no pensaba bajarse, y uno que se tumbó junto a mí mientras editaba fotos en el puerto. Casi me corrige el balance de blancos.
En Galápagos, los leones marinos no piden permiso ni atención. Se tumban, viven y dejan vivir. Y si tienes la cámara cerca, es casi imposible no llevarte un buen retrato. Pero no olvides que estás en su casa. Y a veces, incluso los anfitriones simpáticos tienen un mal día.
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Exhibiéndose, Islas Galápagos, noviembre 2021 Olympus TG-6, 18 mm. a 100 mm. Apertura f/18 Obturación 1/100s. ISO 200 |
Nota técnica para fotógrafos:
Los leones marinos son muy accesibles, así que puedes permitirte objetivos versátiles: un 24-70 mm es ideal para captar tanto retratos como entorno. Si quieres primeros planos sin acercarte demasiado, un 70-200 mm funciona de maravilla.
Controla la velocidad: 1/500 mínimo, sobre todo si están en movimiento o si hay crías juguetonas chapoteando. La luz cambia rápido en zonas portuarias o con vegetación, así que la prioridad de apertura (modo A/Av) puede salvarte más de una toma.
Y lo más importante: no te acerques más de la cuenta, aunque estén dormidos. Recuerda que, como nos pasó, un mordisco puede arruinarte el viaje… o al menos hacerte muy incómodo el vuelo de vuelta.
Galápagos no es solo un destino fotográfico. Es una lección constante de humildad, de respeto y de asombro. Allí los animales no huyen, no se esconden ni te temen. Te ignoran con la serenidad de quien sabe que tú eres el invitado.
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Siesta en Puerto Chino, Islas Galápagos, noviembre 2021 Nikon D-810, Sigma Art 24-105 mm. f/4 a 75 mm. Apertura f/5.6 Obturación 1/500s. ISO 400 |
He fotografiado iguanas que se cruzan contigo como si nada, tortugas que avanzan al ritmo de las eras geológicas, aves con patas azules que parecen diseñadas por un niño con acceso a Pantone... y leones marinos que duermen donde les da la gana, sin pedir permiso.
Pero también me he quedado con fotos por hacer, momentos que se escaparon por no tener la cámara, por estar en el agua, por simplemente estar viviendo.
Y quizá por eso lo más valioso no es lo que capturé, sino lo que me falta por capturar.
Volveré. Porque a veces, las mejores imágenes son las que aún no has disparado.