Fotografía con móvil: ¿ya está a la altura de una cámara?
Hace unos años, si alguien me decía que los móviles podían hacer fotos decentes, me echaba a reír. No era para menos: sensores enanos, ópticas mediocres y procesados agresivos que parecían más pintura digital que fotografía. Pero claro, la tecnología no se ha quedado quieta y yo tampoco.
Hoy, después de haber probado decenas de teléfonos y haberme sorprendido más veces de las que me gustaría admitir, tengo que decirlo: sí, los móviles hacen fotos impresionantes. No en todos los casos, no en todas las condiciones, pero lo que hace un smartphone hoy en día, hace no tanto era impensable sin una cámara “de verdad”.
Así que vamos a entrar en materia y ver por qué cada vez me cuesta más llevar la cámara encima cuando mi móvil me da (casi) todo lo que necesito.
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Mi Chati y la Tour Eiffel, París, enero 2018 Tomada con un "antiguo" iPhone 7, 3.99 mm. f/1.8 Apertura f/1.8 Obturación 1/2000s. ISO 20 |
1. Mi mejor cámara es la que siempre llevo encima
Me ha pasado mil veces: veo una escena increíble, pero la cámara está en casa o en la mochila, desmontada. ¿El móvil? Siempre en el bolsillo, listo para disparar en segundos. Y la diferencia es clave: las fotos que no haces porque no tienes la cámara, simplemente no existen.
Si la fotografía va de capturar momentos, nada supera la inmediatez de un móvil. Y ojo, que los tiempos de apertura lenta y obturadores perezosos quedaron atrás. Ahora, con un doble toque en el botón de encendido o un gesto en pantalla, tengo la cámara lista antes de que me dé tiempo a pensar en la foto.
2. El software importa (y mucho)
Antes, la calidad de una foto dependía casi exclusivamente del sensor y la óptica. Ahora, el procesamiento computacional ha cambiado las reglas del juego. Cuando hago una foto con el móvil, no es solo el sensor captando luz, es una red neuronal analizando la escena, aplicando HDR inteligente, eliminando ruido y mejorando los colores.
El modo noche, por ejemplo, es pura magia: fotos nítidas y bien expuestas en situaciones donde antes solo conseguía manchas borrosas. Y lo mejor es que lo hace sin necesidad de trípode ni ajustes manuales complicados.
3. Un móvil, varias cámaras
Recuerdo cuando los móviles solo tenían un sensor, y si querías acercar la imagen, tocaba hacer zoom digital con una calidad que daba vergüenza ajena. Ahora, el móvil con el que disparo tiene un gran angular, un teleobjetivo y hasta un macro, todo en un dispositivo de bolsillo.
Y sí, el zoom de un móvil nunca va a igualar al de una réflex con un 70-200mm, pero me he encontrado más de una vez sacando fotos con el teleobjetivo de mi smartphone y diciendo: “Oye, pues no está nada mal”.
4. Disparo, edito y publico en minutos
Otra gran ventaja: hago la foto, la edito y la subo en cuestión de minutos, sin necesidad de pasar por el ordenador. Con Lightroom Mobile, Snapseed o VSCO, ajusto colores, corrijo exposición y afino el contraste en un par de toques.
Cuando viajo, por ejemplo, me resulta mucho más cómodo procesar las fotos directamente en el móvil que esperar a llegar a casa para pasarlas por el ordenador. Y si la foto es buena, con una ligera edición basta para que quede espectacular.
5. La creatividad no depende del equipo
He aprendido con los años que una buena foto no depende de la cámara, sino del fotógrafo. Y si bien una cámara profesional me da más control y mejor calidad en ciertas situaciones, la verdad es que con un móvil puedo hacer fotos impresionantes si sé jugar bien con la luz, la composición y el momento adecuado.
Es más, hay fotógrafos profesionales que han hecho sesiones enteras con smartphones y han logrado resultados que muchos no distinguirían de una cámara tradicional.
¿Entonces, he dejado de usar cámaras?
No. Para trabajos profesionales, cuando quiero el mejor rango dinámico, el mayor control sobre la imagen o cuando necesito una calidad impecable en impresión, sigo usando una cámara de verdad.
Pero la realidad es que cada vez que salgo de casa, mi móvil es la cámara que uso el 90% del tiempo. Y si tengo que ser sincero, hay momentos en los que, viendo los resultados, me pregunto si realmente necesito llevar el equipo pesado para muchas de mis fotos.
Lo que sí tengo claro es que la típica frase de "los móviles no hacen fotos serias" ya no se sostiene. Porque sí, un móvil puede hacer fotos espectaculares. Y al final del día, lo importante no es con qué disparas, sino qué consigues con ello.