El misterio de Sacsayhuamán.

 Camino despacio por entre las piedras, sintiendo bajo mis zapatillas el polvo que siglos atrás fue pisado por hombres de rostros duros y manos curtidas. Las murallas colosales de Sacsayhuamán se alzan frente a mí, desafiantes, soberbias, como si aún guardaran secretos.

El atardecer lima los contornos de las rocas gigantescas, modeladas por un artesano cuya precisión escapa a toda lógica. Me acerco a una de ellas y recorro con los dedos la suavidad imposible del corte. ¿Quién fue capaz de esto?, me pregunto, mientras el obturador de mi cámara captura el misterio. Pienso en las teorías de libros viejos y títulos llamativos que, en las noches de mi adolescencia, solían llenar mi imaginación. Extraterrestres, dicen unos; conocimientos olvidados, susurran otros. Me sonrío con cierta ironía. Siempre he creído que hay más verdad en las dudas que en las certezas absolutas.

Pero aquí, frente a esta fortaleza inexplicable, la duda se vuelve densa, pesada como estas mismas piedras. ¿Cómo se levantan rocas del tamaño de casas? Mi mente divaga hacia el centro de Cusco, hacia la piedra de los doce ángulos, esa pequeña maravilla encajada con exactitud milimétrica en medio del caos aparente. ¿Es posible que tanta precisión provenga sólo del sudor y esfuerzo humano? Vuelvo a sonreír, con respeto hacia aquellos artesanos anónimos. Quizás, después de todo, el misterio radica justamente ahí: en la grandeza oculta en la capacidad humana.

Niego suavemente con la cabeza. No necesito marcianos para explicar el misterio del hombre, me digo en voz baja. La soberbia, el orgullo, la fe ciega en los dioses o en uno mismo, eso es lo que mueve montañas y corta piedras imposibles.

Me alejo lentamente y me detengo a contemplar la fortaleza, ahora bañada en luz dorada, suspendida entre la realidad y el mito. La cámara cuelga inerte en mi hombro. Quizá la verdad sobre este lugar importe menos que el misterio que lo envuelve. Quizá estas piedras sean sólo eso: esfuerzo humano convertido en leyenda.

Quién sabe, murmuro lentamente, mirando cómo se asoman las primeras estrellas. Quién sabe…

Muros de Sacsayhuamán, Cusco,  junio 2022
Nikon D-750, Sigma Art 24-105 mm. f/4 a 82 mm.
Apertura f/8 Obturación 1/250s. ISO 100


Piedra de los 12 ángulos, Cusco,  junio 2022
Nikon D-750, Sigma Art 24-105 mm. f/4 a 28 mm.
Apertura f/8 Obturación 1/125s. ISO 800

En Sacsayhuamán, Cusco,  junio 2022
Nikon D-750, Sigma Art 24-105 mm. f/4 a 62 mm.
Apertura f/8 Obturación 1/400s. ISO 100

Uno de esos libros que solía leer de joven y en
 el cual se trata el misterio de Sacsayhuamán.


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