Rocamadour, un pueblo en la roca.
Rocamadour es uno de esos sitios que parecen sacados directamente de una novela antigua, enclavado orgullosamente sobre el abismo del río Alzou, como si la mano firme de algún dios caprichoso lo hubiese puesto allí para desafiar eternamente al vértigo y al olvido. En lo alto, clavado en roca caliza y siglos de historia, este lugar ejerce todavía hoy una poderosa atracción sobre peregrinos y viajeros, que llegan buscando algo más que simples postales. Aquí arriba, en medio de capillas que susurran plegarias y santuarios que guardan secretos centenarios, uno entiende que la fe puede tener tantas formas como piedras hay en sus caminos. Desde la Capilla de Notre-Dame hasta las iglesias de Saint-Sauveur y Saint-Amadour, todo en Rocamadour habla de espiritualidad resistente al paso de los siglos, narrando una historia que se respira a cada paso. Coronando todo ello, el castillo vigila imperturbable desde las alturas, ofreciendo vistas que cortan el aliento, con valles y montañas desplegados ...